Entradas

Mostrando entradas de 2018

Tanta sed.

No había qué beber Me bebí mis lágrimas Las tuyas también. Y quedé con sed. Decidí beberme el mundo Por la eternidad lloré. ¿Qué culpa podía tener? Tenía tanta sed.

Utopía distópica

Cansada de vivir en la verídica distopía de este mundo. Nadie parece creerse de verdad que sea posible cambiarlo, o actuar en base a la decisión voluntaria, por iniciativa o deseo de hacerlo. A ver si empezamos ya a ver la cercanía a la utopía como una opción más allá de lo deseable, realizable. ¿Será que después de todo, podemos escoger cambiar la “realidad”? o, ¿lo que en verdad escogemos, hasta cierto punto, es la valoración que le damos a la misma. ¿Sea, por ejemplo, “Bella” o “Detestable”; “Posible” o “Imposible” de “Soportar”? Sea como sea, al final, terminamos aquí, viviendo y siendo parte de ella de algún modo. A menos que decidamos romperla, o rompernos. Vivir a pesar de los múltiples quiebres... Y, alternar de forma consciente entre una y otra, hasta aprenderlo todo de ambos lados, en esta utopía distópica... Si se tienen ambas a la vez, acoplándose, interceptadas, quizá se llegue a un punto medio real. 

Un flujo de vida andante.

Tarde o temprano te topas con una canción, una voz que no quieres dejar de escuchar o no quieres deje de sonar. Te topas con una película, un libro, un plato o un café que no quieres llegue al final. Quieres que se mantenga eterno, como en un bucle en el tiempo. Una y otra vez el mismo ciclo en infinito. Pero sabes, en el fondo, que está pasando. Se está acabando. Y otro de pronto está llegando. Porque si se repite, todo igual, deja de ser especial. Salta del bucle, rompe el ciclo. Abre paso al cambio infinito. Sigue pasando, sigue avanzando Lo sabes, lo sientes, lo entiendes: Todo.  Ahora mismo, estás vivo. En un flujo de vida andante.