Tanta sed.
No había qué beber Me bebí mis lágrimas Las tuyas también. Y quedé con sed. Decidí beberme el mundo Por la eternidad lloré. ¿Qué culpa podía tener? Tenía tanta sed.
Partículas dispersas, de vapor fluyendo, de almas despiertas, expulsando calor a frías mentes dormidas.